lunes, 22 de junio de 2009

Mexican Flu

Sergio Sarmiento
15 Jun. 09
"¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?"
T.S. Eliot

ENSENADA, BC.- La información errónea o dolosa puede tener un costo muy elevado para cualquier sociedad. En México hemos sido testigos de ello en numerosas ocasiones.
El gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán, me comentaba la semana pasada que, en el peor momento del pánico sobre la influenza A H1N1, la que en Estados Unidos llaman la Mexican flu, los cruceros estadounidenses que usualmente se detenían en Ensenada dejaron de hacerlo. En cambio, nunca dejaron de parar en San Diego, California, "a pesar de que mientras en Ensenada sólo había un caso registrado de influenza en San Diego había 300".
Hoy sabemos que la pandemia del virus A H1N1 no provino de México. Los primeros casos registrados se han rastreado al sur de California, Estados Unidos, y corresponden a dos niños que no tenían ningún lazo con México. Sabemos también que hubo un caso de influenza de un adolescente en Wisconsin en diciembre del 2005 que aparentemente era del mismo virus (Laurie Garrett, "Swine Flu: The Path of a Pandemic", Newsweek, May 2, 2009). Nadie ha prestado atención, por otra parte, al hecho de que Estados Unidos tenía hasta el jueves pasado un mayor número de contagios, 13,217, que México, con 6,241. Pero independientemente de la génesis de la pandemia o su situación actual, la información difundida en un principio, las imágenes de mexicanos con cubrebocas (que en realidad para poco o nada servían) y el popular nombre de Mexican flu se combinaron para asestar un golpe brutal a la economía nacional.
Por otra parte, en la televisión californiana ha habido a lo largo de los últimos meses un elevado número de reportajes sobre la violencia en Baja California. Una de las consecuencias ha sido una sensible disminución en el ingreso de visitantes al estado. "Los turistas tienen miedo", me dice el gerente de un hotel.
La información, sin embargo, se ha presentado sin un contexto adecuado. Claro que Baja California es violenta, pero no tanto, por ejemplo, como Nueva Orleans. En el 2008, según el FBI, esta ciudad estadounidense tuvo una tasa de 64 homicidios por cada 100 mil habitantes (www.nola.com, 1.06.09). Baja California registró ese mismo año 16 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes (Sistema Nacional de Seguridad Pública y Conapo, www.seguridadcondemocracia.org).
Más que el hecho de que Baja California tiene apenas una cuarta parte de los homicidios per cápita que Nueva Orleans, sorprende que la cifra de 2008 sea casi la mitad que la de 27.7 por 100 mil habitantes de 1989. Hoy hay menos homicidios que en un año en que los turistas llenaban sin contemplaciones o temores los hoteles e instalaciones turísticas de Baja California. La diferencia es la información.
Es difícil saber si la oleada de reportajes es producto de la búsqueda de noticias impactantes que generen rating en un momento de recesión o, como algunos bajacalifornianos sugieren, producto de una decisión de convencer a los estadounidenses de gastar su dinero dentro de la Unión Americana en un momento de crisis económica. De lo que no hay duda es que estos reportajes han hecho un daño importante a la actividad turística de Baja California.
México está empezando a gastar dinero en una campaña de publicidad para contrarrestar los efectos negativos de la información sobre la influenza y la violencia. Espero que sea buena. Desde hace tiempo nuestro país necesita de una buena lavada de imagen en el exterior. Pero será difícil borrar con anuncios optimistas la imagen de las personas asustadas que trataban de protegerse de la Mexican flu con cubrebocas o las de la última ejecución.

Menos violento
Las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que la tasa de homicidios dolosos en México pasó de 17.6 a 10.8 por 100 mil habitantes entre 1987 y 2008. Si las cifras son correctas, el país se está volviendo menos violento, a pesar de las ejecuciones.

Nota: Éste es un llamado más a que analicemos la información que recibimos.

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